AVGVSTA EMERITA (Mérida)








[Templo del culto imperial, arena del anfiteatro y cupa del Museo]
[Pincha aquí para ver una completa colección de imágenes de calidad]

Situación: La monumental ciudad de Mérida, capital de la histórica región de Extremadura y antigua capital de la prouincia Lusitania -una de las más intensamente colonizadas por Roma en la Península Ibérica (puedes descargar desde aquí un histórico trabajo de A. García y Bellido sobre la cuestión)- es hoy una ciudad provincial de en torno a 12.000 habitantes y que conserva uno de los más notables repertorios arqueológicos de cuantos brindan las antiguas ciudades hispanas. Teatro, anfiteatro, circo, foros y un excelente y pionero -en todos los sentidos, también en las actividades que despliega- Museo Nacional de Arte Romano (en adelante MNAR) han convertido a Mérida en una de las capitales de la arqueología romana en España y, prácticamente, en un referente en la Arqueología Clásica a nivel europeo. Ciertamente, no es para menos, sólo su antiguo nombre, Augusta Emerita, evoca la grandeza del pasado romano hispano. No en vano, es Ciudad Patrimono de la Humanidad.
Acceso: Con una moderna estación de autobuses -al otro lado del Puente de Lusitania, y frente al moderno y envidiable Palacio de Congresos-, una ya algo desvirtuada estación de ferrocarril (es una pena que los trenes antiguos que enlazaban Barcelona, por ejemplo, con Mérida, a través de Madrid, ya no circulen) y, sobre todo, una excelente red de autovías en su alrededor, Mérida sigue siendo hoy -como lo fue en la Antigüedad (conectada con Olisipo, Hispalis, Corduba, Caesaraugusta, como rezan los itinerarios: It. Ant. 414, 6, 418, 431, 3 o Rav. Cosm. 314, 6, 319, 416 y 418, 20)- una ciudad perfectamente vertebrada. Desde Madrid, por ejemplo, se llega en coche a Mérida en apenas tres horas (ver itinerario recomendado aquí).
Tipología: Augusta Emerita -como nos recuerdan diversas fuentes literarias (Plin. Nat. 4, 116 y 117 y Str. 3, 1, 15) y aun las acuñaciones monetales (el tipo del reverso de una de sus series aun figura en el escudo municipal de la ciudad)- fue fundada como caput pontis ("cabeza de puente") a orillas del río Guadiana (Anae fluuio adposita, dice Plinio: "ubicada en función del río Guadiana") hacia el 25 a. C. por Augusto y por su legado P. Carisio con veteranos del ejército pertenecientes a las legiones X Gemina y V Alauda. Difrutaba, por tanto, del estatuto colonial. Pronto, hacia el 16 ó 15 a. C. la ciudad ya había puesto en marcha un notable programa monumental del que formaron parte teatro y anfiteatro y al que llegaron los programas iconográficos establecidos por Augusto en Roma (pincha aquí y consulta, además, el sensacional trabajo de NOGALES, T.: "Culto imperial en Augusta Emerita: imágenes y programas urbanos", en NOGALES, T., y GONZÁLEZ, J. (ed.): Culto Imperial. Política y Poder, Roma, 2006, pp. 447-539). Dicho programa fue promovido por M. Agrippa, el lugarteniente de Augusto. Esa inicial vitalidad de la ciudad, desde luego, nos consta que la colonia la mantuvo hasta la época tardoantigua como revelan el notable lote de inscripciones tardías que ha proporcionado la ciudad (véase, para ellas el trabajo de RAMÍREZ SÁDABA, J. L., y MATEOS, P.: Catálogo de las inscripciones cristianas de Mérida, Mérida, 2000), las continuas refacciones del circo y del teatro documentadas por la Epigrafía (HEp13, 33 o CIIAE, 63), y su protagonismo como sede episcopal a partir del siglo IV d. C. (para una panorámica sobre la transformación de las ciudades hispanas en la época con atención especial al caso emeritense, puede verse un trabajo de inminente aparición: WITSCHEL, CH.: "Hispania en el siglo III d. C.", en ANDREU, J., CABRERO, J., y RODÀ, I. (eds.): Hispaniae, las provincias hispanas en el mundo romano, Tarragona, 2009, pp. 473-503, libro que, como decíamos, será presentado en este mismo mes de Junio en -desde luego- uno de los eventos científicos en materia de Historia Antigua que nos depara este verano y sobre algunos de los cuales informaremos pronto en este blog: pincha aquí si quieres asistir, gratuitamente, a la presentación del libro).
Descripción: El teatro (que cobra vida cada verano con las representaciones que en él se programan en el marco de los Festivales de Mérida y que aun hoy resulta imponente: ver reconstrucción virtual aquí y aquí e incluso con animación en vídeo en 3D aquí) a juzgar por las inscripciones ubicadas sobre los aditus de entrada a la scaena (HEp8, 31) fue levantado por el citado Agrippa hacia el 15 a. C. seguramente algo antes que el anfiteatro -fechado en el 8 a. C.- en el que también una inscripción de época augústea (AE, 1959, 28) informa sobre su construcción. El primero pudo acoger hasta a 6.000 espectadores y se asentó sobre una estructura granítica hacia el exterior que, sin embargo, en las partes más monumentales, mostraba claras evidencias del mármol como soporte decorativo y ornamental propio, por otra parte, de la peculiar gramática del poder romano (sobre éste en Hispania y e los programas decorativos de sus ciudades puede verse la síntesis de RODÀ, I.: "La explotación de las canteras en Hispania", en Hispania, el legado de Roma, Madrid, 1998, pp. 113-117, un asunto en el que la investigación hispana es ya pionera como da prueba la celebración, en apenas unos días, en Tarragona, del IX Coloquio de la ASMOSIA, la asociación para el estudio de los mármoles y otras piedras empleadas en la Antigüedad). Del anfiteatro, quizás lo más sobrecogedor sea comprobar cómo el podium que separaba la arena del graderío conserva aun las marcas de las grapas de fijación de una colorista serie de paneles con pinturas de temática gladiatoria de diverso género y que hoy pueden visitarse en el MNAR (pincha aquí para ver uno de los ejemplares más conocidos). Pero Augusta Emerita -todavía hoy- es mucho más que el complejo de espectáculos aquí referidos. En el otro extremo de la antigua colonia todavía se conservan los imponentes restos del circo, edificio de carreras de caballos y -como sabemos por la epigrafía- también de naumachiae navales (puedes ver su ubicación en el plano de la antigua colonia a partir de este meritorio vídeo de YouTube y unas impactantes fotografías aéreas en el blog El Tablero de Piedra, que consagra una entrada a los circos romanos hispanos: pincha aquí). Con una capacidad estimada en torno a los 30.000 espectadores no es hoy uno de los puntos arqueológicos más visitados de la ciudad pero, sin embargo, es uno de los más recomendables para comprender la capacidad romana de modificar el paisaje y también de qué modo -como también sucedió con el teatro y el anfiteatro- el crecimiento urbano empleó muchas veces estras construcciones romanas como canteras (el otro ejemplo emeritense de esta realidad propia de la "evolución urbanística" lo constituiría La Alcazaba, donde el viajero aun puede sorprenderse encontrando empotradas entre sus sillares estelas funerarias, fragmentos ornamentales romanos o un elenco numerosísimo de cupae funerarias, de cierto arraigo en la zona). Si el circo es manifestación del poder constructivo de Roma, desde luego, no lo son menos el Acueducto de Los Milagros, el Puente Romano del Guadiana, el Acueducto de San Lázaro o, por supuesto, el Embalse de Proserpina (para una discusión sobre su romanidad, no debe dejarse de visitar la meritoria y muy documentada web TRAIANVS) que nos hablan de los modos de captación de agua para la ciudad, también evidenciados a partir de una inscripción relativa a un Aqua Augusta -en litterae aureae: "letras de aplique doradas"- hoy en el MNAR (AE, 1984, 493). De la esfera religiosa -y también oficial- quedan en pie todavía el denominado Templo de Diana -que, en realidad, era el templo del culto imperial y cuyo aspecto actual puede verse en una de las fotos que encabeza este post (para este conjunto es inexcusable la reciente monografía de ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª., y NOGALES, T.: Forum coloniae Augustae Emeritae: Templo de Diana, Mérida, 2003)- o el denominado "hornito de Santa Eulalia", hoy centro de devoción emeritense construido con materiales arquitectónicos y ornamentales de un templo consagrado a Marte por la hija de un destacado senador lusitano (CIL, II, 468). Y, lógicamente, no puede darse por visitada Augusta Emerita si el viajero no se zambulle en esa auténtica puerta hacia el pasado que es el MNAR, emblemático edificio diseñado por el tudelano Rafael Moneo, y que, aunque exhibe sólo un pequeño porcentaje de los materiales hallados en la ciudad es, desde luego, sobrecogedor (como anticipo, valga la excelente Visita Virtual que propone la propia web del Museo).
Bibliografía: Sobre temas emeritenses, el esfuerzo del equipo editorial del MNAR, ha convertido la ya nutrida serie de Monografías Emeritenses en todo un referente bibliográfico básico para quien quiera profundizar en determinados aspectos históricos, arqueológicos y epigráficos sobre Augusta Emerita (pincha aquí para ver el catálogo). Al margen de dicha serie, resultan recomendables los trabajos generales de ÁLVAREZ MARTÍNEZ, J. Mª.: El puente y el urbanismo de Augusta Emerita, Madrid, 1981, la guía de CALDERA, Mª P., y VELÁZQUEZ, A.: Augusta Emerita, Madrid, 1993, el trabajo de HERNÁNDEZ, J.: Augusta Emerita: estructura urbana, Badajoz, 1998 o el volumen de Archaeopress de DURÁN, R. Mª.: El teatro y el anfiteatro de Augusta Emerita, Oxford, 2003 (un diversísimo elenco de referencias bibliográficas sobre la colonia disponibles en PDF o en formato digital en la red puede consultarse en una sección monográfica -pincha aquí- de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes). Muy útiles resultan -a nuestro juicio- por tanto que recopilan todas las fuentes literarias, arqueológicas y epigráficas sobre esta ciudad antigua, los trabajos de PANZRAM, S.: Stadtbild und Elite: Tarraco, Corduba und Augusta Emerita zwischen Republik und Spätantike, Stuttgart, 2002 y del joven investigador OSLAND, D.: The Early Roman Cities of Lusitania, Oxford, 2006, pp. 46-51. La prestigiosa serie dedicada a las capitales provinciales de Hispania por la todopoderosa L'Erma di Bretschneider romana y que coordinara el malogrado X. Dupré, dedica su segundo volumen (ALBA, M., et alii: Mérida. Colonia Augusta Emerita, Roma, 2004) a los restos y la evolución histórica de Augusta Emerita. Como guía de bolsillo para el turista, en las oficinas de turismo es fácil conseguir la guía Mérida. Patrimonio de la Humanidad. Monumentos Históricos, Mérida, 2003 y que, desde luego, además de la información que pueda sugerir este blog, constituye un excelente "instrumento de viaje".
Recursos en internet: Al margen de los habituales canales de información turística ciudadana (especialmente útil es el portal gestionado al efecto por el Ayuntamiento de Mérida) muchas son las posibilidades que la red ofrece para conocer Mérida o para documentarse sobre los restos de la antigua Augusta Emerita. Una muy trabajada página de la Asociación de Turismo de la Vera ofrece una visita virtual a algunos de los más significativos monumentos de la antigua colonia. Por su parte, la prestigiosa Artehistoria también dedica una sección a los restos arqueológicos que nos ocupan (con excelente propuesta de vídeo) como también lo hace -desde la pluma de dos de los mejores conocedores de sus restos, el Dr. Álvarez Martínez y la Dra. Nogales, del MNAR- la sección de ciudades antiguas de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. El atractivo de sus restos ha motivado, además, notables esfuerzos de muchos internautas y blogeros anónimos que aportan documentación -no siempre del todo útil pero muy voluntariosa y digna de reconocimiento- sobre la antigua colonia (sólo el buscador Google ya arroja 50.000 entradas bajo el concepto "Augusta Emerita"). Destacaríamos, entre todos ellos, los de la sección dedicada a Augusta Emerita por la web Antiqua/Anales del Mundo Clásico, el blog de Augusta Emerita o la web -así denominada- de Augusta Emerita.
Recomendaciones: Mérida no es -o no da esa impresión- una ciudad turística estándar. Efectivamente, cuenta con notables ofertas de alojamiento (pincha aquí), sin embargo, el visitante tal vez eche en falta algunos servicios que requiere toda ciudad turística (más oficinas de turismo, horarios de visita de los establecimientos algo más amplios, diversidad de ofertas de restauración, etcétera). Sin embargo, es cierto que todo ello se suple con la extraordinaria hospitalidad de los emeritenses. Como se decía, alojamientos los hay para todos los bolsillos: el Parador Nacional de Turismo -ubicado en el corazón de la antigua colonia- constituye, sin duda, la oferta más sofisticada (si el visitante tiene la ocasión, pregunte por sus excelentes menús romanos que, en cualquier caso, sirven en ciclos temáticos y ocasiones especiales). Pero hay otras dos opciones de tipo medio que pueden resultar cómodas y que, desde luego, son igualmente recomendables: el Hotel Nova Roma -a pocos metros del MNAR- y, sobre todo -aunque algo alejado del centro histórico, cerca del Acueducto de Los Milagros- el Hostal Abadías, en un tranquilo y residencial barrio emeritense de nueva construcción. Éste último tiene, además, la ventaja de que presenta amplias zonas de aparcamiento en los aledaños, posiblidad de conectarse gratis a internet (lo que es un lujo en cualquier hotel moderno) y de que llegar a él es muy fácil para quien accede a Mérida desde Madrid. Otra cosa es, en Mérida, la restauración. Se echa en falta la diversidad de ofertas y gastronómica que -consideramos- debe caracterizar a cualquier ciudad turística. Tal vez porque la cocina extremeña goza de una excelente tradición, los sitios más recomendables -y casi los únicos que el visitante puede encontrar- tienen ese perfil más regional (que puede gustar o no). Entre todos ellos, nos quedamos con el Restaurante Antillano, con buen menú del día (10 € tanto para comidas como para cenas), excelente atención y afamada cocina. Cerca del Hostal Abadías hay, también, algunos simpáticos establecimientos donde se sirven tapas, raciones o bocadillos, como el Restaurante Los Eméritos, en la denominada Ronda de los Eméritos (para una oferta más amplia puedes pinchar aquí). No cerraremos este post sin una última sugerencia: los Cursos de Verano que el MNAR, en colaboración con la UNED, organiza cada año sobre cuestiones vinculadas al mundo antiguo son, junto con los referidos festivales de teatro clásico, dos pretextos más -si es que no eran suficientes- para acercarse a esta ciudad.

LOPODVNVM (Ladenburg)


[Columna votiva -AE, 2000, 10683- y relieve de Júpiter y Juno]



Situación: La recoleta y siempre agradable ciudad alemana de Ladenburg -de algo más de diez mil habitantes- está situada en el estado alemán de Baden-Württenberg, el mismo en el que, por ejemplo, se encuentra el castellum de los beneficiarii de Osterburken, aludido en otro lugar de este blog (pincha aquí). Sólo que si aquél era, sencillamente -aunque en toda su complejidad- un castellum de protección del limes, como explicaremos más adelante, Lopodunum fue una ciudad romana de cierta importancia en el panorama de la romanización la Germania Superior por más que el origen histórico de ambos enclaves fuera semejante. Se encuentra a orillas del río Neckar, a apenas una decena de kilómetros de Mannheim y a pocos más de Heidelberg, notable referente turístico e intelectual del Sur de Alemania.
Acceso: La localidad de Ladenburg se encuentra ubicada (y con salida propia) al pie de la autopista A-5, en el tramo que enlaza Frankfurt y Darmstadt (ver mapa aquí), a apenas 80 kilómetros de la primera, y 32 de la segunda y a tan sólo 13 kilómetros de la ya citada Heidelberg que, desde luego, vale y merece una visita.
Tipología: Lopodunum -oficialmente llamada ciuitas Vlpia Sueborum Nicrensium (CIL, XIII, 6417; 6420; 6421...) a partir de su conversión en ciudad en el reinado de Trajano pero que ha conservado el presunto nombre de la ciuitas indígena sobre la que se asentó el enclave romano (y con el que se denominaban sus uicani, los uic(ani) Lop(odunenses) de, por ejemplo, CIL, XIII, 6421: "habitantes del uicus de Lopodunum")- surgió hacia los años setenta del primer siglo después de Cristo como acantonamiento de tropas auxiliares del ejército en la defensa del territorio germano frente a los Sueui. Más adelante, y a partir de Trajano, perdería dicha función militar -en beneficio de una comercial-, función estratégica que, sin embargo, como por otra parte fue habitual en muchas ciuitates de la antigua Germania Superior, recuperaría en época tardoantigua, en este caso como establecimiento defensivo frente a los alamanes. Desde el momento de su erección como ciuitas, al margen de una imponente muralla (casi 3000 metros de longitud de trazado) contó con un teatro, unas termas, un macellum y una retícula urbana de la que, sin embargo, es hoy poco lo que puede contemplarse. Fue, de hecho, la dotación de estos edificios la que fue ampliando las márgenes iniciales del perímetro campamental en una explosión urbanística que debió ser ciertamente notable (ver plano aquí).
Descripción: En realidad, toda visita de los vestigios de la antigua Lopodunum debe comenzar en el Lobdengau-Museum, desde luego, uno de los Museos Arqueológicos Municipales mejor conseguidos del paísy que permite una excelente aproximación a los materiales arqueológicos -y también epigráficos, especialmente un lote de inscripciones votivas dedicadas a Júpiter (AE, 2000, 1078 y 1084)- recuperados en el lugar junto con un extraordinario relieve de Júpiter y Juno (con foto en la entrada de este post; la columna votiva a Júpiter, tan habitual en el horizonte artístico provincial del limes, puede contemplarse, a partir de una réplica, en la plaza que precede al Museo: ver descripción aquí. El original se conserva en el Kurpfälisches Museum de Heidelberg en el que se dan cita otras interesantes piezas arqueológicas procedentes del valle del río Neckar). Para el visitante que acceda a Ladenburg por la calle a la que va a desembocar la autopista que enlaza Munich con Frankfurt tomando la salida que, como se anotó más arriba, presenta Ladenburg como Römerstadt (la elocuentemente denominada Trajanstrase: "calle de Trajano")- lo más práctico es estacionar su vehículo en el aparcamiento ubicado tras la hermosa iglesia de Sankt-Gallus y, desde allí, iniciar un recorrido arqueológico perfectamente indicado que le llevará por el macellum (ubicado, precisamente, junto a la iglesia, ver foto aquí), la muralla -en la que pueden constatarse sus diferentes ampliaciones- y, por supuesto, la columna votiva de Júpiter y el Museo. El macellum estaba constituido como un espacio orientado a actividades comerciales, florecientes en una Lopodunum extraordinariamente bien comunicada en época antigua (de ello da prueba el miliario CIL, XIII, 9099, conservado en una boca calle de la aludida Trajanstrase). Dicho reciento debió ser construido en los primeros años del siglo II d. C., ya en época trajanea. La muralla (ver foto) revela el origen campamental de la ciudad, originariamente un castellum del ala I Cannanefatium del ejército romano (puede seguirse perfectamente dicha evolución a partir de la fotografía aérea del lugar: pincha aquí).
Bibliografía: Desde luego, como aproximación previa para el visitante, resulta más que suficiente el trabajo de RABOLD, B.: "Ladenburg", en PLANCK, D. (dir.), Die Römer in Baden-Württemberg, Stuttgart, 2005 pp. 161-168, sin lugar a dudas una obra de referencia para quien quiera conocer la presencia romana en la Germania Superior (este volumen colectivo se acoge a una filosofía editorial muy en boga en Alemania y por la cual se editan bien documentadas guías de los yacimientos arqueológicos romanos, fáciles de encontrar en cualquier librería especializada y, algunos de ellos, de venta también en los principales Museos Arqueológicos alemanes, también en el de Ladenburg. Pese a que en la mayor parte de los casos no se han editado traducciones a otros idiomas, la presentación de los textos, el excelente aparato gráfico que presentan y su inusitado rigor las convierten en compra casi obligada). Para quien desee profundizar existen, no obstante, algunas monografías especializadas sobre esta ciuitas, entre ellas, tal vez la serie de cuatro fascículos de KAISER, H., SOMMER, C. S., WIEGELS, R., y LENZ-BERNHARD, G.: Lopodunum, Stuttgart, 1994-2004 (con fascículos 1 y 2 de validez general, el 4 y el 5 sobre aspectos del mundo doméstico y el 3 sobre la epigrafía, la mayor parte de ella hoy recogida en el Lodbengau-Museum) resulte la más recomendable.
Recursos en internet: Al margen de la versión alemana de la Wikipedia, Lopodunum y el pasado romano de Ladenburg no tienen demasiada presencia en la red. Esta realidad contrasta con el notable esfuerzo que, sin embargo, desde un punto de vista científico, está haciendo Alemania por poner al alcance de la investigación y en el entorno digital gran parte -o toda- la documentación epigráfica del mundo romano (véanse, por ejemplo, los datenbanken de Heidelberg, de Manfred Clauss o de Köln). En cualquier caso, y tras este inciso, sí pueden reseñarse la descripción que se hace de la ciudad en el enlace de Mike Pantel sobre la Historia de Baden-Württenberg, en inglés (para otros yacimientos arqueológicos de interés en dicha región de Alemania, pincha en este sensacional buscador de Pointoo, también con espacio para Lopodunum y que, desde luego, parece una iniciativa muy a tener en cuenta para promocionar yacimientos hispanos por zonas) o el espacio de Travelwriter, también sensacional como guía para los yacimientos romanos de la zona y con espacio dedicado a Ladenburg, muy útil por -pese a su aparente sobriedad- sus múltiples enlaces y su notable aparato gráfico. No debe dejar de consultarse (y a él hemos remitido en un apartado anterior) la sección dedicada a Ladenburg en la web zum.de, con una sucinta historia de la ciudad en época romana y fotografías de sus principales monumentos.
Recomendaciones: Desde luego, viajar a Ladenburg debe constituir la ocasión más idónea para conocer de cerca el admirable esfuerzo que Alemania está haciendo por hacer gala y poner en valor su pasado romano. Así, los Parques Arqueológicos de Aalen (consagrado al estudio y recreación del limes, con excelente página web) y de Xanten (centrado en la antigua colonia Vlpia Traiana, pincha aquí) ofrecen, junto al conjunto de Saalburg -ya citado en otro lugar de este blog a propósito de Osterburken (otra visita obligada)- extraordinarias oportunidades para conocer la presencia del mundo romano en estas tierras. Desde el punto de vista del viajero, el Hotel im Lustgarten, ubicado a pocos metros de la antigua muralla romana se antoja como el más encantador hotel de Ladenburg al tiempo que el amante de la buena mesa podrá disfrutar -como en casi todas las ciudades alemanas- de una amplia oferta gastronómica que incluye restaurantes típicamente alemanes (excelente el Zur Sackpfeife, junto a Saint Gallus), italianos, orientales (especialmente simpático resulta el Restaurant Peking-City aunque la cocina china en Alemania multiplica por mucho su picante) y, por supuesto, heladerías al más puro estilo italiano (del que tanto gustan los alemanes), ideales para superar las ocasionalmente calurosas tardes estivales en Baden-Württenberg.

LAPIDARIAS LITTERAS SCIO


[Portada del manual, ya disponible en las librerías: ver índice]
[Puede comprarse también desde este enlace]

Suele decirse que la publicación de un libro es un acontecimiento casi equiparable al nacimiento de un hijo. Efectivamente, pienso que lo es. De momento, Dios no me ha concedido hijos pero -y no sé si a cambio- sí la constancia y la capacidad de trabajo suficiente para afrontar un reto que, desde hacía tiempo, la Epigrafía Latina en España (país que, desde luego, tanto está haciendo por esta singular Ciencia con iniciativas como el Centro CIL II o el Archivo Epigráfico de Hispania entre otras) arrastraba sin solucionar: la edición de un manual universitario que permitiera que nuestros estudiantes pudiesen decir, como el Trimalción de Petronio (Petr. Sat. 58): lapidarias litteras scio: "sé leer las letras de las inscripciones" que, por otra parte, hablaban de verdad en la Antigüedad. Con ese reto, y animado por el Prof. Antonio Alvar, Catedrático de Filología Latina de la Universidad de Alcalá de Henares y Director Académico de Liceus E-Excellence, hace dos años me puse manos a la obra. Y pude hacerlo, gracias a la Fundación Humboldt, simultaneando la redacción del manual con mis trabajos sobre Epigrafía Flavia en uno de los centros de referencia en la investigación epigráfica, el Seminar für Alte Geschichte und Epigraphik de la Universidad de Heidelberg que sigue destilando el excelente ambiente que el genial epigrafista Géza Alföldy le otorgó en los años ochenta y en los noventa y que ahora su sucesor, el Prof. Christian Witschel ha sabido mantener e incluso incentivar.

El resultado inicial se fue publicando en pequeñas entregas a partir de la Biblioteca Virtual de Liceus E-Excellence que desde el principio, no sólo apoyó el proyecto sino que lo respaldó con una humanidad y un empeño que, tristemente, no es habitual en una editorial universitaria. Dicho resultado inicial aun puede ser consultado en la red casi como carta de presentación para el volumen, de más de setecientas páginas, que ahora ve la luz: Fundamentos de Epigrafía Latina y que mejora en aparato gráfico, contenidos, ejemplos y apéndices la inicial versión -casi näif cuando se mira de forma retrospectiva- digital.

Lógicamente, no me corresponde a mí -coordinador del trabajo y autor de la mayor parte de sus capítulos- juzgar las fortalezas de esta obra, por eso, en este post apenas puedo sino aportar datos objetivos. Al libro no le faltan ni profesionalidad, ni ilusión, ni horas de trabajo ni empeño y amor por las cosas bien hechas lo que, per se, bastaría para el juicio benevolente de la crítica -mis colegas- y del público -mis siempre queridos estudiantes-. Tal vez eso lo hayan sabido entender también la Universidad Nacional de Educación a Distancia -desde luego, "mi Universidad"-, el Institut Català d'Arqueologia Clàssica y la Asociación Internacional de Epigrafía Griega y Latina, que han colaborado en la edición que, además, prácticamente inaugura la aventura universitaria editorial de Liceus Ediciones, una aventura a la que se le augura, seguro, un gran futuro. El volumen trata de compaginar la ilusión de juventud de sus jóvenes autores con la madurez que les ha otorgado -desde luego- el trabajo con las inscripciones latinas y tantas horas de vocacional docencia e investigación universitarias. Eva Tobalina (formada en una de las mejores escuelas de Prosopografía hispana, la de la Universidad de Navarra), Pablo Ozcáriz (hoy docente en la Universidad Rey Juan Carlos pero formado en el CEIPAC de la Universidad de Barcelona), Ángel A. Jordán (miembro del Equipo Técnico de Hispania Epigraphica), David Espinosa (Becario de Investigación del Departamento de Historia Antigua de la Universidad Complutense y responsable de los utilísimos índices del libro) y sí, también, Antonio Alvar -con una siempre envidiable juventud de espíritu- han dado en el libro, conmigo, lo mejor de sí mismos con la esperanza de que, como afirma Isabel Rodà en la Nota Editorial que acompaña al libro, Fundamentos de Epigragía Latina sea un manual de Epigrafía ad multos annos (una sencilla ficha técnica del volumen puede verse aquí).

Ahora le queda al lector juzgar si tanta ilusión ha valido la pena. Desde luego, y mirando hacia atrás, el volumen quiere -y debe- ser un homenaje a tantas y tantas personas, tantos y tantos maestros y tantas y tantas inscripciones latinas que lo han hecho posible. Ojalá que contribuya a que los textos epigráficos dejen de ser para nuestros estudiantes -parafraseando a Ausonio- notae confusae (Auson. Ep. 35).